¿Se pueden reciclar los residuos del proceso de vacunación contra el Covid-19?

¿Se pueden reciclar los residuos del proceso de vacunación contra el Covid-19? ¿Qué pasa con todos los desechos generados por estas millones y millones de vacunas que estarán entrando a nuestro país durante los próximos meses? Varios se hacen estas preguntas, pero sus respuestas son más complejas de lo que te imaginas.
Las vacunas contra el COVID-19 parecen una luz de esperanza después de casi un año de vivir bajo estrictas restricciones sanitarias, cuarentenas y una pandemia que, por el bien de toda la humanidad, ha limitado un poco nuestras acciones. En Chile estamos recibiendo tres vacunas distintas contra el Coronavirus: Pfizer-BioNTech, Sinovac y Oxford-AstraZeneca. Estas tienen distintos protocolos en su implementación, pero son relativamente similares en un aspecto: la gestión de sus residuos.
Residuos de la salud
Debido a su naturaleza sensible, los residuos generados en establecimientos de salud tienen una denominación y legislación especial. Se les llama REAS (Residuos de Establecimientos de Atención de Salud) y se clasifican en 4 categorías: Residuos Peligrosos, Residuos Radioactivos de Baja Intensidad, Residuos Especiales y Residuos Sólidos Asimilables a Domiciliarios.
Estas categorías cuentan con métodos distintos de disposición final, que varían entre la gestión municipal de residuos (que podrían eventualmente ser reciclados) la incineración y la gestión especial de residuos peligrosos, que implica transporte y disposición final en espacios autorizados y con medidas ambientales y sanitarias muy estrictas.
El caso de las vacunas
El proceso de vacunación genera 3 tipos de residuos: jeringas, agujas y el vial que contiene la vacuna. Cuatro si contamos el algodón que se usa para limpiar la punción. Todos estos residuos se consideran residuos especiales porque se sospecha que contengan agentes patógenos suficientes como para causarle enfermedades a una persona que entre en contacto con ellos.
En el caso de las vacunas contra el coronavirus, se generan más residuos de jeringas y agujas, ya que, según sus respectivos protocolos de vacunación, cada vial de vacuna Pfizer-BioNtech contiene 5 dosis, cada vial de vacuna Oxford-AstraZeneca contiene 8 dosis y solo la vacuna Sinovac usa viales monodósicos (de una sola dosis).
En todos los casos, el protocolo indica que una vez administradas las dosis correspondientes, estos residuos se deben guardar en un contenedor particular de color amarillo para residuos especiales.
La disposición final
Los residuos especiales por lo general se desechan con gestores autorizados que los llevan a centros de incineración o a rellenos sanitarios con espacios específicos para este tipo de residuos. En el caso de los centros de salud que generen más de una tonelada de residuos especiales al día, estos deben contar con un plan de manejo especial de sus residuos, e incluso (en casos en los que la generación sea muy masiva) tener su propia cámara de incineración de residuos.
Sin embargo, según el artículo 31 del Reglamento Sobre Manejo de Residuos de Establecimientos de Atención de Salud, los residuos especiales podrían ser reciclados si se demuestra que en el tratamiento de los residuos se logran destruir todos los agentes patógenos con la misma efectividad que los procesos de incineración. Lamentablemente en Chile no existen gestores que cuenten con procesos que certifiquen esta eliminación.
Pero en el caso de las vacunas contra el Covid-19 existe una segunda brecha, la seguridad.
El resguardo de las vacunas
Tanto las vacunas como los residuos generados por estas son resguardadas por la Policía de Investigaciones porque existe una alta probabilidad de que se cometan delitos para obtener los viales de las vacunas y luego se vendan dosis falsas en el mercado negro.
La Interpol lanzó un mensaje de “alerta naranja” a nivel global para que las distintas fuerzas de seguridad y orden de los países del mundo estuvieran pendientes de posibles crímenes relacionados con el proceso de vacunación. Consecuentemente, la PDI desarrollo una estrategia de seguridad en torno a las vacunas que incluye escoltar los viales desde su llegada al país hasta su disposición final.
En México, a los establecimientos de salud se les exige que los viales sean incinerados y destruidos en el mismo establecimiento para que no surjan “vacunas piratas”.
Entonces… ¿se pueden reciclar los residuos del proceso de vacunación contra el Covid-19?
La conclusión es que, en el futuro inmediato, es muy poco probable que las vacunas y sus residuos puedan ser reciclados. En Chile no existen procesos que puedan valorizar estos residuos entregando la seguridad de que se eliminarán los agentes patógenos. Y de existir, la seguridad asociada al resguardo de las vacunas puede ser un impedimento para la implementación de nuevos programas de clasificación de residuos.
Finalmente, ¿qué podemos hacer nosotros? ¡Vacunarnos, seguir cuidándonos y buscar soluciones! Procesos como la desinfección con cámaras de vapor y sistemas de gestión de residuos en clínicas y otros centros de salud, como los que maneja Kyklos, pueden ser la clave para encontrar una solución sostenible frente a la generación de estos residuos.
El tema de los residuos generados por el Covid-19 ha afectado profundamente al mundo y la búsqueda de respuestas sostenibles está más activa que nunca.